El baile y el juego como parte de la «Danza» y las «Artes Escénicas» se conciben como instrumentos fundamentales en una formación integral.
No solo desarrollan capacidades psicomotoras, sino que se manifiestan como impulsores de valores de autoestima, tolerancia, esfuerzo, superación y colaboración, además de ser motores de la creatividad y expresión.
Desarrollan competencias comunicativas, sociales, expresivas, creativas o las relacionadas con la resolución de problemas, y la autonomía personal, estimulando su interacción con el medio, garantizando, por lo tanto, el logro de fines formativos.
En resumen, el participante aprenderá a expresar, comunicar y recibir pensamientos, emociones, sentimientos e ideas, propias y ajenas, mediante el uso de las más variadas técnicas y destrezas inherentes al Baile y las Artes Escénicas.