Madrugar, vuelo, tren, baile, nervios, cansancio…. nada es inconveniente para que el Martes amanezcamos con una sonrisa y ganas de comernos el mundo.
Toca vivir un día completo de diferentes estilos que a todos nos pondrán a prueba. Commercial, Hip Hop, Jazz, House… tenemos ganas de aprender. La energía está llena para afrontar la mañana.
Damos lo mejor de nosotros en cada clase. No importa lo mucho que hayamos sudado, la siguiente clase es siempre un motivo para avanzar.
Pocas veces se presenta una oportunidad en la que cada minuto que vives en la sala es algo para recordar, no ya por la música y la coreografía que también, si no por la sensación de libertad y expresión que vives.
Muchas son cosas nuevas sí, pero gracias a los compañeros y al profesor, todo fluye sin esfuerzo. Sólo tienes que poner tus ganas de aprender.
Descanso para comer, clases por la tarde, ducha y… a ver Londres!!
Casi tan importante como bailar es visitar la ciudad rodeado de gente con la que compartes tu afición.
Directos a Picadilly. Llevamos poco más de 24 horas juntos y parece que ya llevamos la semana entera; es lo que ocurre al bailar juntos, que nos unimos casi por defecto, sobran las palabras.